miércoles, 19 de noviembre de 2008

Primeras VII: Iqyax

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Como ya he explicado, soy afortunado con mis amigos del kayak. Como también he dicho, una de las razones, ni mucho menos la única o principal, es que construyen estupendos kayaks SOF y yo puedo probarlos. El último caso es la baidarka aleutiana que Xabier botó la semana pasada. Su cuarto SOF desde marzo, por cierto. Es, desde luego, un constructor veloz; quizá compulsivo.

Así que volvimos a Cazalegas, el pantano donde el primer qajaq groenlandés de Xabier hizo su viaje inaugural. Mismo sitio, pero mucho mejor tiempo y esta vez el público reducido a tan sólo yo. Tampoco había tantos pájaros. Sin embargo, los aguiluchos laguneros que nos acompañaron en la visita anterior anduvieron por allí de nuevo.


Con frecuencia, las baidarkas aleutians parecen envueltas en una cierta mística. Por supuesto, tienen un aspecto bastante particular. Son largas y estrechas y tienen proas bífidas (este rasgo compartido con algunos otros kayaks de Alaska) y popa muy distintivas. Se supone además que son muy veloces, hasta un punto casi misterioso. A pesar de ello, por alguna razón yo nunca he particpado del culto a la baidarka. Me gustan, desde luego, y las encuentra atractivas, pero las considero "tan sólo" otro estupendo kayak tradicional dentro de un grupo bastante numeroso de ellos.


Ahora, sin embargo, tengo experiencia de primera mano con una y , en vivo y en directo, tiene una definitiva presencia imponente que las fotografías no me habían transmitido. Con 5'70 m de eslora resulta un kayak de evidente sustancia. La manga de 48 cm no disminuye esta impresión. De hecho, la acentúa de algún modo. Además, naturalmente, de, para un palista inexperto como yo, introducir un elemento de, digamos, "respeto". Ya sabes, cuando no puedes dejar de preguntarte cuanto tiempo permanecerás cabeza arriba en ese trasto.

Bueno, pues resultó que bastante, Sorpresa, sorpresa (al menos para mí): es estable. Casi increíblemente estable. Se la puede inclinar mucho (más de lo que muestran las fotografías y sin necesidad de apoyos) y la sensación es de tranquilizadora solidez. Puede que sea resultado de la disminución de la altura de la quilla que ha introducido Xabier y el consiguiente casco más plano. Cualquiera que sea la razón, ambos nos encontramos completamente cómodos enseguida. Es también rápida, pero con un barco así eso es de esperar, se da por hecho.

Xabier opina que la ha construido con más rocker de lo que sería típico para una baidarka clásica. Tras mirar los dibujos de algunas líneas y fotografías de otras réplicas, yo no estoy seguro de ver mucha diferencia. En cualquier caso, el compromiso entre estabilidad direccional y maniobrabilidad que ha conseguido me parece muy bueno. El barco mantiene el rumbo muy bien, pero responde a los canteos y, para un kayak de sus dimensiones, de hecho me pareció bastante ágil.

Donde Xabier se ha apartado sin duda del canon de la baidarka es en la cubierta de popa. Lo típico es que fuera inclinada como la de proa y de su misma altura. La bañera, por tanto, sería horizontal. Xabier ha optado por una modificación común en las semi-replicas modernas y ha construido una cubierta plana y más baja que la de proa por detrás de la, ahora inclinada, bañera. Como mínimo, este cambio hace la entrada y salida del barco más fáciles o incluso, dependiendo de la flexibilidad de cada uno, sencillamente posible. Puede que facilite algunos esquimotajes también.

En resumen, disfruté por completo de la experiencia. Me pareció un estupendo kayak, cuando menos para las condiciones de agua calma que prevalecieron. La prueba de fuego será el mar, claro, pero, aunque sin otra base que una especie de presentimiento, creo que también se comportará noblemente allí.

Me lo pasé como los indios.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Bordas Virtuales (Construcción I)

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Las consecuencias de intentar construir una semi-replica como primer qajaq se están haciendo notar ya. Aún no he tocado ni un pedazo de madera, ni siquiera he ido más allá de localizar almacenes de madera cercanos, y ya estoy rumiando algunas cuestiones con cierta ansiedad. De momento, me preocupan las bordas.

Para que un qajaq groenlandés tenga su línea de arrufo, sus bordas no pueden ser simplemente dos largos prismas rectangulares. Es preciso darles una cierta forma. De hecho, la forma precisa que al combinarse con su ángulo de inclinación lateral, su separación en más o menos el centro, la unión en los extremos y pinzamientos en lugares estratégicos produce la línea deseada. Los libros de construcción de qajaqs proporcionan instrucciones claras y fáciles de seguir para que uno consiga las bordas adecuadas para el barco que explican como construir. Claro está, ese barco no es el que yo quiero. Como ya dije, yo quiero ("necesito" es casi seguro más exacto) construir un qajaq concreto. Uno, por supuesto, cuyo arrufo me parece bastante diferente.

FreeShip al rescate. Puse mis esperanzas de solución del problema de la forma de las bordas en este softtware. Con él, construí un modelo 3d de DNM Lc. 43, tracé el contorno de las bordas sobre él, pretendí que las formas resultantes eran paneles de contrachapado y entonces pedí por favor al programa que me las "desdoblara". Esto discurrió sin problemas y obtuve la figura en la imagen de debajo (haced click en ella, por favor). Se supone que ese el trazado en plano de las bordas del Lc. 43. La forma que los dos largueros de madera han de tener de modo que al doblarlos, separarlos, unirlos y manipularlos de otras varias maneras originen la atractiva línea de arrufo que tanto me gusta.


Mi problema principal es de confianza. Agradecería muchísimo algún tipo de confirmación de que la forma que mis trasteos han proporcionado es la que construirá el barco correctamente antes de empezar a intentar reproducirla en madera. Hay que recordar que es la primera vez que hago todo esto. El resultado que he obtenido parece plausible, pero, con mi falta de experiencia, me fío poco o nada de mi ojo y de mi opinión. Si me equivoco, las consecuencias serán casi con seguridad bastante molestas. Por tanto, este es un acto de fe que se me atraganta. Parece que es el momento de empezar a preguntar por ahí.

Y ni siquiera he empezado.

viernes, 14 de noviembre de 2008

En movimiento

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Santi se ha tomado la molestia de editar algo del metraje filmado durante nuesto viaje barranquista a Reunión y ha producido este trailer de una futura película bastante más larga. Incrustaría el video directamente aquí si supiera como reducirlo a un tamaño por debajo de 100 mb. Qué se le va a hacer.

Y fue incluso mejor.

martes, 11 de noviembre de 2008

Amour Fou

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Voy a empezar la construcción de un qajaq SOF tradicional en el futuro más o menos inmediato.

Ninguna sorpresa, imagino. Supongo que, en mi interior, he sabido desde hace ya un tiempo que al final acabaría intentándolo y creo que amigos y parientes de algún modo lo sabían también. Bien, ahora lo he hecho público aquí y es oficial. Bueno, más o menos...

Pensándolo, diría que una conjunción de circunstancias varias ha sido el catalizador. El magnífico rato que pasé con el "groenlandés murciano" de Alfonso, Xabier ahí cerca botando barco tras barco, el enormemente didáctico y útil blog de construcción SOF de Paco, comprar "Kayaks of Greenland" de Harvey Golden y la consecuente exposición repetida a los muchos qajaqs hermosos en ese fantástico libro, el, con toda probabilidad injustificado, aumento de mi confianza en mis aptitudes de carpintero originado por la talla de dos palas groenlandesas, etc... O se podría decir que me tocaba.

Eso sí, voy a ignorar todo lo que el sentido común aconsejaría para un constructor naval novato y no voy a seguir ninguno de los fiables libros que repetidas veces han permitido a tipos como yo (quiero creer que al menos *alguno* habrá sido como yo en lo que toca a falta de habilidad constructora, no?) construir qajaqs de estilo groenlandés bonitos y que navegan bien. En su lugar, yo voy a construir (bueno, a intentarlo...) una semi-réplica

No es que esté intentando librarme de hacer los deberes, eh?: tengo y he leído a Morris, Cunningham y Starr y estoy seguro de que me ayudarán mucho. Al menos, eso espero porque ayuda me va a hacer falta. A montones. Y, sí, algunos de los que podéis estar leyendo esto hacéis bien en preocuparos: tengo la intención de acribillaros a preguntas tontas de primerizo. El que avisa...


La razón de esta decisión es, en realidad muy sencilla: me he enamorado de un qajaq especialmente hermoso. Si voy a intentar la construcción de un barco, ha de ser este. No hay otras opciones. Sencillamente, no puedo evitarlo. Soy consciente, al menos hasta cierto punto, de las dificultades añadidas que esta elección conlleva y que mi falta de experiencia o exacerbará. Soy lo bastante sensato como para darme cuenta de que probablemente me estoy buscando sufrir preocupación, frustración y angustia adicionales, pero no tanto como para dejar que eso me detenga.Ah, por si alguien se lo preguntaba, el qajaq en cuestión es albergado en el Museo Nacional de Dinamarca, número de catálogo Lc. 43, Oeste de Groenlandia, 1834, número 31 en KOG y ha sido construido con anterioridad. En concreto, Brian Schulz de Cape Falcon Kayak, ha producido una réplica de Lc. 43 que demuestra que el barco real es, de hecho, tan bonito como el dibujo de sus líneas sugiere


Casualmente, hay un episodio de "Los Soprano" que se titula "Amour Fou". En él, Tony escucha la expresión de la que luego ofrece su personal versión, incorrecta, pero, de alguna manera, curiosamente adecuada: "our mofo".

Querría creer que eso no se aplicará a esta cosa de la construcción del qajaq y yo.



viernes, 7 de noviembre de 2008

Arousa

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Hace ahora casi tres meses, pasé tres días estupendos en una especie de micro-expedición con el kayak en Galicia. Ha pasado tiempo, desde luego, pero los recuerdos son muy vivos y muy agradables.

Fue idea de Xabier. El Xabier que construyó el primer qajaq SOF que yo probé y que a estas alturas tiene ya en su haber otros barcos de estilo groenlandés, una baidarka aleutiana practicamente acabada y que pronto irá al agua, más unos cuantos no-kayaks. Un auténtico astillero de un solo hombre.

Invitó a algunos amigos y, después de que una preocupante predicción meteorológica nos espantara de un pedazo de la costa de Asturias tan atractivo como expuesto, nos decidimos por la extensa Ría de Arousa. Arousa ofrecía abundancia de zonas interesantes al tiempo que protegidas y la oportunidad de cruzar hasta las preciosas islas en su entrada y de asomar la nariz al Atlántico, si el tiempo lo permitía.

Así, en una tarde de viernes, Xabier, Jesús, Carlos, Luismi y un servidor, salíamos con la bajamar desde el pie de las Torres de Catoira, imponente fortaleza en las orillas del Ulla dedicada en su día a proteger de incursiones navales vikingas y sarracenas. Cien km y dos vivacs impromptu después, regresábamos al mismo sitio el domingo a mediodía. El tiempo resultó ser mucho mejor de lo esperado; llegamos a las islas y disfrutamos de un Atlántico benigno de verdad. La zona es un auténtico paraíso para el kayak de mar y lo pasamos muy, muy bien. Tan bien que decidimos hacer algo de más entidad el verano que viene. Un viaje de alrededor de una semana. Los planes son aún un poco imprecisos, pero la intención es firme. De hecho, me he enterado de que Xabier y Carlos ya se han comprado tiendas apropiadas para viajar en kayak.

Lo espero con auténticas ganas.


Nota: No hubo cámaras en el viaje. Las pocas imágenes que hay proceden del teléfono móvil de Carlos y aparacen aquí por gentileza suya.

viernes, 24 de octubre de 2008

Lo mismo

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Hace poco he vuelto de vacaciones. A diferencia de la mayoría de las anteriores, esta vez han sido largas (tres semanas). Además, fui a un sitio exótico con un océano estupendo lleno de ballenas yubartas (pude ver una saltando desde la playa y eso que no pasé mucho tiempo en la costa). Sin embargo, no he paleado un sólo minuto.

Y esta no era mi primera infidelidad. Antes a lo largo del año, un par de fines de semana largos perfectos pasaron también sin tocar pala ni kayak. En su lugar, me fui a descender barrancos.


Comenzé con el barranquismo unos años antes que con el kayak y no soy ningún experto. Sin embargo, y al igual que el kayak, me encanta. Hasta 2007 era mi principal pasatiempo al aire libre y apenas tenía que competir por las principales porciones de mi tiempo libre. Entonces, me hice con el barco... y he tenido el corazón dividido unas cuantas veces. Sencillamente, falta tiempo para las cosas que de verdad molan...

Creo que el kayak y los barrancos me gustan tanto porque, al final, para mi vienen a ser lo mismo: la manera de accedera a momentos y lugares especiales. Dicho así, me parece que no termina de expresar toda la semejanza entre ambas experiencias (insisto: para mí). Como con el kayak de mar, en los barrancos esos momentos suelen provenir de la contemplación de los lugares asombrosos en los que de repente te encuentras y, en general, no se asocian a saltos a pozas o rápeles bajo cascadas: eso es lo que se hace para llegar allí.

Y se llega a sitios realmente especiales...


Nota: Como de costumbre, las fotografías no son mías y aparecen por gentileza de sus autores, sobre todo Santi y Annabella, pero también (creo, ya me hago un lío con quien hizo qué foto...) Sol, Miriam y Dani I y II. Hay unas cuantas más aquí. Agradecimiento especial para Santi, guía extraordinario, y Dolomismo, su compañía y la de Annabella. Sin ellos, no habría estado allí.

martes, 19 de agosto de 2008

Qajaq & Frito

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Me parece que soy afortunado. Tengo amigos que construyen kayaks "Skin-On-Frame" tradicionales y después me invitan a palear con ellos, me enseñan lugares preciosos, me permiten probar sus barcos y soportan mi alegría infantil con una sonrisa...

Uno de ellos, Alfonso, es la persona que talló y me prestó la primera pala groenlandesa que sostuve y usé durante la II Concentración de Kayak Costa Cálida (que organizó él). Un auténtico punto clave en mi devenir kayakista. Hace no mucho se ha atrevido con un proyecto más ambicioso y ha construido un qajaq precioso (el proceso se documenta en el muy recomendable blog "Groenlandeses Murcianos"). Desde la Concentración, Alfonso se había ofrecido varias veces a enseñarme algunos de sus sitios favoritos y, por fin, hace unos diez días, fui capaz de aceptar su generosa invitación

En una tarde cálida Alfonso, Roberto y yo recorrimos una zona particularmente bonita del río Segura. Aguas arriba primero (lo que, a veces, necesitó de una juiciosa mezcla de músculos y uso astuto de las contracorrientes) y, después, corriente abajo hasta nuestro punto de embarque inicial. Remar en el río fue una gran diversión que requiere la atención justa. De hecho, me gustó tanto que repetimos a la mañana siguiente. El trayecto fué el mismo, pero no así la experiencia, ya que, río, luz, sonidos y olores eran distintos.

Los barcos cambiaron también. El primer día usé un Draken de Fun Run, un kayak estable, confortable y rápido que debe mostrarse como un gran barco para expediciones, pero el segundo día paleé en el qajaq de Alfonso. Y, simplemente, me enamoré de él. Era increíblemente sensible y ágil. Se deslizaba con suavidad, aceleraba fácilmente y trazaba giros ajustados. Sobre todo, permitía un grado de control preciso que no había experimentado antes y pasé un rato delicioso. Ahora sueño con kayaks de pantoques vivos.


Y lo mejor de todo fue la hospitalidad de Alfonso, que llegó mucho más allá de prestarme sus barcos. Me cogió y me colocó en medio de su familia para compartir con ellos los buenos ratos que estaban pasando juntos. Ciertamente así fue. Jugué con los críos, hablé con los adultos, probé la estupenda cocina local y, sencillamente, disfruté de estar ahí.

Ya lo he dicho, soy afortunado.

martes, 15 de julio de 2008

Coincidencia

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Admito que compré "Bark Canoes and Skin Boats of North America"de Adney & Chapelle porque, además del abundante material sobre canoas, se ocupaba también de kayaks y contenía líneas para diversos tipos. No me defraudó. No era el principal objeto de la obra, claro está, pero la sección de kayaks, aunque corta en comparación, resultó útil. En general, ignoré las partes sobre canoas (es decir, la mayor parte) y sólo ahora, como una especie de bonificación inesperada, estoy empezando a descubrir hasta donde llega el auténtico valor de esta obra.

Por ejemplo, al hojearlo al azar, me ha impresionado repetidamente la belleza y elegancia de muchas palas de canoa tradicionales. Estos no son objetos que parecen un herramienta para cavar desviada a otros usos en un apuro o en un arrebato de inspiración poco afortunada. No. Estas palas tienen hojas delicadamente talladas, largas y estrechas, que discurren a lo largo de líneas fluidas para unirse a mástiles y empuñaduras que no desmerecen. Muy bonitas.

Y, a pesar de su buen aspecto, siguen siendo ante todo herramientas. Estas son las palas que usaron, entre otros, los cazadores nativos, los primeros exploradores y los legendarios Voyageurs, los tripulantes de las míticas Maitre Canots y Canots du Nord sobre cuya capacidad para cubrir inmensas distancias en canoa se construyó en buena parte el comercio de pieles. Todas estas gentes necesitaban remar mucho sin lesiones ni agotamiento excesivo y parece que todos tendieron a usar palas con hojas largas y estrechas. Adney, recapitulando las prácticas de los Voyageurs es muy claro: "El Voyageur era exigente respecto a su pala; ningún hombre en su sano juicio usaría una hoja de más de 4,5 o 5 pulgadas (Nota: 11,2-12,5 cm approx.), pues cualquier cosa más ancha lo agotaría en poco tiempo"


Y los pequeños descubrimientos interesantes continúan (al menos para mí, totalmente ignorante en canoas). Al observar las empuñaduras, muchas están claramente construidas para ser agarradas no con la mano cerrada alrededor de su extremo superior, sino atravesada, con el antebrazo en ángulo recto con el mástil. Este agarre, conocido como "Agarre Northwoods" o "Agarre de guía de Maine" permite sujetar la pala de diversas maneras, proporcionando versatilidad al poder cambiar su longitud efectiva según sea adecuado. Facilita además el uso de la "Palada Northwoods" que al parecer somete a menos sufrimiento a muñecas y antebrazos y fomenta la aplicación de potencia mediante rotación del torso.


Así que, da la impresión de que en el mundo de la canoa canadiense, los canoístas recreativos que han mirado a las prácticas y equipo tradicionales han encontrado cosas de valor. Entre otras, que las hojas largas y estrechas pueden funcionar muy bien.

Resulta familiar...

martes, 24 de junio de 2008

Madera Telescópica

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No es ninguna noticia que la extensión de la pala es parte central de la práctica del kayak al estilo groenlandés. Hasta el punto, de hecho, de que se ha argumentado que una de las marcas distintivas de una verdadera pala groenlandesa es que su dueño ha de poder agarrarla de manera cómoda y segura en cualquier punto a lo largo de su longitud. Y no se trata sólo de extender la pala para esquimotajes y apoyos. Timones y paladas de propulsión (p.e., la palada deslizante) aprovechan también las posibilidades que ofrece.


Las palas aleutianas se distinguen de las groenlandesas por, entre otras cosas, ser asimétricas, pero existen ciertas semejanzas superficiales como hojas largas y estrechas y mástiles relativamente cortos. Por tanto, palistas aleutianos capturados con sus palas extendidas en fotos de época puede no sorprender demasiado. La mayoría de tales fotos muestran las palas extendidas para ejecutar un apoyo que estabilice un kayak doble o triple. La mayoría pero no todas, ya que, al menos para mí, el palista de la foto justo debajo no parece estar realizando un apoyo.

Por desgracia, nuestro conocimiento de las prácticas de los palistas aleutianos es dolorosamente escaso en muchos aspectos (ni siquiera está totalmente claro si esquimotaban, recordáis?) y yo no me he topado con nada que informe sobre la extensión, funciones, etc... de la extensión de pala en esta tradición kayakista (agradeceré cualquier pista). Parece no haber mucho más que unas pocas imágenes difíciles de interpretar.


Este es también el caso, incluso en mayor medida, para otros kayakistas nativos del Ártico. Las viejas fotos muestran que, al menos de vez en cuando, sostenían sus palas por las hojas. Incluso si esas hojas eran más anchas que las groenlandesas o aleutianas, como en el caso de los palistas del area de Noatak, en el norte de Alaska (mirad a algunos de los señores a la izquierda en la foto de arriba) o del delta del Mackenzie (debajo)


Su anchura parece sugerir que, a diferencia de las groenlandesas, la extensión total de pala no era un requerimiento de diseño de las hojas del Norte de Alaska o el delta del Mackenzie. Parece razonablemente seguro hipotetizar que la palada deslizante completa no se usaba de manera habitual es esas zonas, pero los detalles requerirían probablemente la clase de información que sólo una tradición kayakista viva puede proporcionar. Somos afortunados de que el kayak permaneciera vivo (apenas) en Groenlandia, pero por lo que hemos aprendido de allí creo que podemos hacernos una idea de lo que hemos perdido con la extinción del uso tradicional del kayak en prácticamente el resto del Ártico.


jueves, 22 de mayo de 2008

Primeras V: Qajaq

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Hacen ya dos meses de otra de esas primeras veces que aún son razonablemente frecuentes en mi práctica del kayak de travesía. Gracias a la gentileza de Xabier, constructor naval extraordinario y compañero kayakista de interior y del foro Kayak de Mar, tuve la oportunidad de palear en un precioso (comprobadlo en las fotos, no tenéis que aceptar mi palabra) qajaq de piel-sobre-armazón, estilo oeste de Groenlandia que había terminado recientemente.

El viaje inaugural del qajaq tuvo lugar en Cazalegas, un bonito y no muy lejano pantano (que visitaba por primera vez) y que resultó bastante interesante en el departamento de ver pajaritos. El macho de una pareja de aguiluchos laguneros pareció interesarse por nosotros y nos acompañó durante bastantes ratos y en los sotos de la cola del pantano, el grupo, i.e., Xabier, Juan Antonio (cuyas fotos ilustran esta entrada), Jesús y yo vimos martinetes y garzas imperiales.

Al salir de la inmediaciones de la presa hacía un día de sol brillante, aunque algo ventoso. Según paleábamos el viento fue arreciando, trayendo nubes y levantando un oleaje pantanero de cierta relevancia. Viento y ola de popa, se podría decir, ya que justo por ahí nos llegaban ambos. Al llegar al final de una de las colas del pantano tras algo más de 6 km de paleo, Xabier y yo cambiamos barcos y entré por primera vez en un SOF para llevarlo en el viaje de vuelta.

Me sorprendió la sensación de solidez y robustez que transmitía. Había leído y escuchado abundantemente que los SOF no son barcos frágiles, más bien todo lo contrario, pero por algún motivo no había interiorizado la idea de verdad. Bueno, ahora sí que lo he hecho. Mi primer pensamiento fue una satisfecha constatación de lo estupendamente que conjuntaban mi pala groenlandesa y el qajaq, pero fue rápidamente desplazado por la experiencia de primera mano de lo que un casco en V marcada le hace a la estabilidad primaria (más o menos, matarla, si me fío de mi primera impresión), pero también de como la estabilidad secundaria acude rápidamente al rescate.

Y tan pronto como puse el barco en movimiento, las sensaciones cambiaron por completo. De repente, se volvió muy estable, sin apenas balanceo. Para entonces, el viento que soplaba justo en contra nuestra era ya bastante fuerte, para alegría de unos windsurferos surgidos repentinamente. Teníamos que trabajar en serio para avanzar algo. En esas condiciones, el qajaq mantenía el rumbo como si fuera sobre raíles, pero respondía bien a canteos moderados. Fue también una gran oportunidad de comprobar que, sí, una cubierta de proa totalmente plana significa un viaje mojado incluso si todo lo que atraviesas son olas pantaneras no muy altas.

Disfruté muchísimo esos 6 km de vuelta y pienso que, si hubiera construido el barco yo, el sentimiento hubiera estado peligrosamente cercano al gozo puro. Aún no sé cuando, pero si que sé que algún día tendré que construir un SOF.

martes, 22 de abril de 2008

Conexión (IV). No hay un minuto que perder

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En una de las novelas de la serie de Aubrey & Maturin de Patrick O'Brian (de las que soy devoto fan) el buque de pertrechos Ringle, una marinera goleta (posiblemente goleta de gavias o de velacho, ya que era de la clase llamada "clíper de Blatimore") propiedad de Jack Aubrey aparece cruzando una bahía cerrada al norte por el Cabo de Bares. Mandada, como de costumbre, por el Guardiamarina William Reade y llevando al Dr. Maturin, su hija y su fortuna, la Ringle se ve perseguida de cerca por un poderoso corsario francés, el lugre de tres palos Marie-Paule. Para el evitar el abordaje y la subsiguiente inevitable captura, la Ringle, hábilmente pilotada por Reade y el magnífico Barret Bonden, el timonel del capitán Aubrey, se ve obligada a pasar literalmente a tiro de galleta de los peligrosos acantilados y rocas del Cabo

Y me acabo de dar cuenta de que esa bahía es lo que yo conozco como la boca de la Ría de O Barqueiro y de que estuve paleando justo ahí esta Semana Santa pasada.

miércoles, 16 de abril de 2008

Kayak Pobre

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En una entrada antigua me refería a la tradición ártica de embarcaciones hinchables. La cosa no termina ahí. Al parecer, plegables y Sit-On-Top se conocían también. El kayakluk, o kayak pobre, de Povungnituk (Noreste de la Bahía de Hudson) era ambas cosas a la vez.

Se trataba de una embarcación de recogida para la caza desde el borde del hielo. De alrededor de 1.80 m de eslora, 0.8 de manga y 38 cm de alto, se construía reciclando la piel vieja de un kayak ordinario y no tenía armazón rígido interior. El cazador lo transportaba plegado a la espalda hasta el borde de la banquisa y allí lo llenaba de nieve y apretaba las tiras de cuero de la parte superior. En el agua, el palista se sentaba encima con las piernas extendidas y usaba una pala corta. De acuerdo con sus usuarios, las principales ventajas del kayak pobre eran su ligereza y facilidad de transporte. Con frecuencia, llevar un kayak normal en trineo dañaba su cubierta de piel.

Y recuerda muchísimo a una zapatilla.

sábado, 12 de abril de 2008

Primeras VI: Paatit


Entre las agradables novedades que trajo la Semana Santa en Ortigueira (ver entrada anterior), debo confesar que me emocionó en especial el que, a la hora de la verdad, mi pala groenlandesa, hecha con mis manitas (prácticamente, lo primero que construyo nunca), propulsara estupendamente estupendamente mi kayak. Como ya he confesado, enseguida me sentí a gusto y al final de la excursión estaba encantado.

Desde entonces ha ido al agua (dulce, en esta ocasión) una vez más. Otro día de viento, incluso más fuerte que en el estreno y, en consecuencia, otra oportunidad de apreciar lo que que una pala groenlandesa puede ofrecer en esas condiciones. Y de hacerme totalmente adicto a la palada silenciosa que se puede conseguir con ella y a las preciosas oportunidades de aproximarse a la fauna que ell proporciona. Ah, a los largo de unos 5 km de esa salida y gracias a la amabilidad de Xabier, su constructor, pude emparejar mi pala con un qajaq groenlandés durante el retorno de su viaje inaugural (otra "primera" sobre la que divagar en el futuro próximo). Fantástico.

El palo (madera de samba = obeche = ayous y otros pocos nombres más) ha acabado en 234 cm de largo, 7.8 cm de ancho y un peso de 850 gr. Le tengo un afecto absurdo.

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viernes, 4 de abril de 2008

Primeras III: Ortigueira

Note: Las fotos las tomó Luis de Ponferrada que amablemente me ha permitido usarlas.

La Semana Santa de 2008 ha traído diversas nuevas y buenas (muy buenas, en realidad) experiencias con el kayak durante los cuatro días pasados en Santa Marta de Ortigueira en las Rías Altas.

He conocido a nuevos compañeros que espero se convertirán en nuevos amigos y tenido contacto directo con la AGKM (Asociación Galega de Kaiak de Mar), una iniciativa interesante y prometedora en el panorama del kayak de mar nacional. Mi recién acabada primera pala groenlandesa ha recibido un bautismo de mar. Por primera vez, he contemplado en vivo y en directo "SOFs" (es decir, barcos construidos por el método de "piel sobre armazón"), un kayak de estilo groenlandés construído por unos de mis gurus del trabajo de la madera, Paco García, y un currach de las islas de Aran (como los del documental de Flaherty, sí) que hizo el viaje desde Barcelona y he paleado en nuevos, magníficos sitios.

Bajo los benévolos auspicios de la AGKM, lo que iba a ser la reunión de unos cuantos amigos en Ortigueira se transformó de manera espontánea y a gran velocidad en algo que incluía a medio extraños como yo, un curso de kayak surf, un taller de construcción de palas y cuerdas groenlandesas. A pesar de ello, el evento se esforzó en mantenerse fiel a su naturaleza informal originaria y al lema "Todos somos organizadores". Por supuesto, luego hubo quien trabajó de verdad mientras que yo, por ejemplo, contribuí pasándomelo muy bien, pero creo que el espíritu que reinó, una especie de anarquía gentilmente guiada, fue el que se pretendía. Funcionó de manera admirable.

Ha sido mi primer contacto con el Cantábrico en kayak. Es una costa preciosa, salpicada de rías (que ofrecen aguas protegidas donde tipos como yo pueden disfrutar de estupendas excursiones cuando la cosa se pone fea mar afuera) y de pueblos (por lo común pintorescos y bonitos) en los que se puede obtener buena bebida y comida. Es, de verdad, una zona fantástica para el kayak de mar.


Como experiencia, resultó un poco limitada, ya que el clima no cooperó mucho. Los vientos de fuerza 6-7 y mares grandes (4-7 m), acompañados de chubascos y granizadas hicieron que, para mí, palear fuera poco apetecible en la ría y suicida en el mar el sábado y domingo. Por suerte, ahí estaban el taller de palas y un precioso tablón de cedro rojo para tenerme alegremente entretenido.

El jueves, paleamos todos juntos y asomamos nuestra nariz colectiva a la boca de la ría de Ortigueira desde el pequeño puerto de Espasante. Las condiciones, aunque más suaves que lo que vendría luego durante el fin de semana, no eran precisamente cómodas (F4-5, olas de unos 2 m que rompían) para un grupo de niveles diversos como el nuestro y pronto volvimos a aguas protegidas. Con la lección aprendida, al día siguiente nos dividimos según nuestra habilidad y audacia. Una minoría arrostró vientos de F5 (6 más tarde) y olas de 3-4 m en una excursión costera. Prudentemente, yo salí con la mayoría y con el currach en un paseo más tranquilo ría de O Barqueiro abajo hasta el precios puerto de Bares, llevándome la pala groenlandesa para su primera salida.

Resulta que Bares es el puerto español más al norte y, de vez en cuando, se dice que también el más antiguo aún activo. Su espigón megalítico se solía datar en el siglo VIII BCE y su construcción asignarse a mercaderes fenicios o, más raramente, pueblos locales. Sin embargo, ambas propuestas se han criticado recientemente y un cierto consenso sobre un origen romano parece estar emergiendo. En cualquier caso es una estructura intrigante, que impresiona y que formó la playa en la que desembarcamos para tomar una cerveza y un bocadillo de algo bueno en un bar cercano. Volvimos con la marea alta a favor, vientos crecientes hasta el punto de la molestia ocasional (no llevo timón ni orza) y cada vez mayores confianza y aprecio de mi flamente pala groenlandesa (para el final de la excursión, estaba totalmente colgado de ella). Durante buena parte de la vuelta paleé al lado del currach, viéndolo navegar sobre un fondo de acantilados, bosques, calas y playas recónditas y pueblecillos pesqueros en la orilla opuesta y pasando un magnífico rato.

Es, de verdad, una zona fantástica para el kayak de mar.